lunes, marzo 15, 2010

Porque a veces sale el sol como hoy. Siempre hay alguien que aún con sol incita a la violencia.
Una botella de sangría y patatas, que comienzan a derramarse por el césped. El césped es verde.
Gente amontonada en torno a algo. Desde lejos no se sabe bien qué es. Ahí están hablando de
la vida y olvidándose por un momento que es Lunes, quince de marzo. Un cumpleaños. Se oyen aplausos. Alguien ríe y otros miran sorprendidos. Gente que a la una sale de clase dispuesta a fumar un cigarrillo. Ahí está el tentador césped, iluminado por el sol de marzo. La primavera se asoma. No ha llamado a la puerta.

Algunos se acercan con temor al césped, tienen miedo de que una nube joda su felicidad. Es cierto el sol ha salido y de momento, no quiere irse.

Las mejillas coloradas (qué palabra tan bonita ¿no?), sin saber exactamente por qué: sol o alchol.
Un cigarro. Luego otro. Después un tercero. ¿Cumples veinte años?. Sí, exactamente veinte.
La gente se marcha. ¿Responsabilidad o culpabilidad?. Un trago a la sangría, una patata frita y una calada a un cigarro que te acabas de encender. Un beso. Una carcajada. Epaminondas ha salido a relucir en la conversación, no sé qué pinta, pero ha venido acompañado de Schelling, Feuerbach y Rousseau. Los humanistas seguimos existiendo, y por ello, estos personajes resucitan de vez en cuando, en boca de sus aprendices alejados en el espacio-tiempo.

Simplemente un buen día para celebrar algo. Felicidades Alba.

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