lunes, febrero 08, 2010

Anécdota de febrero

Porque no voy a tener de nuevo esa sensación de pánico, esa sensación que te entra cuando entras por la puerta desconocida y no conoces a nadie. Porque no voy a volver a ponerme nerviosa al tener que hablar con desconocidos en inglés, entrecortarme y morirme de vergüenza. Porque no voy a volver a pasar por ese pasillo que huele a réflex. Porque no voy a cenar más bocatas con un refresco. Porque no voy a ver cómo va desapareciendo el sol a medida que me acerco a mi destino.

Porque no voy a volver a reírme en la puerta mientras pasan jugadores de otros países. Porque jamás volveré a intentar chantajear a los italianos. Porque no me mancharé el bajo del pantalón en el camping. Porque sentí miedo y luego no. Porque costaba mucho salir de casa e ir tan lejos. Porque cada vez que recuerde estos días sonreiré, a pesar de que lo último que ví fueron lágrimas, y lo último que oí gritos de alegría que provenían de un vestuario de acento extranjero. Pero a pesar de esto, algún día se me olvidarán las sensaciones y los olores, así como dejaré de echar de menos todo. Simplemente es propio del ser humano olvidar, y creo que como mujer, también lo haré; pero de vez en cuando algo vendrá a mí, recordaré y querré dar marcha atrás y volver a empezar.

No quiero volver a sentir todo esto. Simplemente es una anécdota más, la anécdota de febrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario